lunes, 30 de mayo de 2016

Fin de trayecto

El Murcia fue eliminado al perder en casa ante el Toledo (1-2). Los de Onésimo controlaron mejor el juego y las emociones. Los de Acciari acaban deshechos la temporada.

Durante tantos meses, mañanas y tardes, el tranvía marcaba el camino. Nueva Condomina, Fin de trayecto. El trayecto en Segunda B, parecía. Cómo no lo iba a parecer con 22 jornadas seguidas de líder. Y ayer sonaba a provocación. Fin de trayecto. ¿Cómo que fin si solo es la primera eliminatoria? Pero sí, fue fin, y el mensaje giró como un Murcia que primero cayó en desgracia para luego acabar cayendo en el campo. Deshecho, desconcertado, endemoniado. Incapaz de entenderse y mucho menos de contrarrestar a un Toledo sin tormentos.

Con un inicio voluntarioso y decidido, el Murcia quiso deshacer el embrujo de Nueva Condomina. Desde el 14 de febrero no ganaba en casa. Para ello, Acciari presentó un once con novedades, pero en gran medida deducibles. Isi se quedó fuera tras dos titularidades frías. Por su parte, Carlos Álvarez recuperó un sitio en el ataque. Acciari, que quería lucha desde el primer minuto, tenía en alguien como el Guaje a su mejor soldado. Sí sorprendió el descarte de Sergio García. Mientras, el Toledo tocó lo mínimo y por obligación. Mikel entró por el sancionado William y Adrián se movió al lateral izquierdo.

Y el Murcia salió sin mirar atrás, sin querer saber nada de los fantasmas que le perseguían. De esas estadísticas que decían que llevaba ocho partidos en casa encajando, o que el Toledo había marcado en 9 de sus últimos 11 desplazamientos. Así, mirando al frente, buscó al Toledo en su campo. Presionó arriba y buscó un juego de ritmo alto. Por momentos se precipitó y en otros tuvo la calma necesaria. Juego directo a veces, juego elaborado otras. Y la banda derecha, con la fogosidad de José Ruiz y la profundidad de Germán, como foco que más alumbraba el escenario. No todo fue etéreo, no todo fueron sensaciones. En el minuto tres, Ruso cabeceó un córner botado por Guilló, pero Toni Doblas no mostró achaques de veterano. Respondió ágil y evitó el gol.

El empuje disimulaba la falta de patrón de juego, o eso se pudo concluir luego. El Murcia retrasó líneas y el Toledo empezó a respirar. Encontró espacio y tiempo para abrazar el balón y hacerse con el partido. Ritmo bajo, posesiones largas. Más cabeza que emoción. El Toledo empezó a tocar mucho hasta que comenzó a tocar bien. Hasta muy bien. De Lerma trazaba a la perfección el planteamiento de los toledanos y Esnáider aprovechó la Nueva Condomina como lujosa carta de presentación para los locales. Incansable para presionar y moverse, inquietó en un balón suelto y obligó a Fernando a intervenir poco después. Un delantero inquieto, vaya, del mismo club que un Carlos Álvarez poco influyente ayer. 

Conforme el partido maduraba, el Murcia lo iba sintiendo menos suyo. Cada vez era más un extraño, sin saber qué hacer o decir. Algún destello de Germán, con sus controles y arrancadas al galope. Poco más. Y para colmo, Guilló se lesionó. Lo peor llegó en el 46', en el tiempo añadido. De Lerma sacó un córner y Mikel, incomprensiblemente libre de marca, cabeceó el 0-1. Un despiste solo entendible con un equipo que no está. Que quiere estar, pero no está. El Toledo ya no solo gobernaba el juego, sino que lo hacía en el marcador.Al Murcia, ya andando hacia los vestuarios, se le esfumaba el tiempo. 

La segunda parte comenzó con el regreso de Azkorra tras un mes de ausencia. Ya había entrado Isi por Guilló, quedando un Murcia muy ofensivo con Rafa y Chavero en el medio, sin nadie específico de contención. Parecía que el equipo recuperaba brío, pero este duró aún menos que en el primer tiempo. Pronto, el Toledo retomó su templanza y control y fruto de ello pisaba con soltura del campo rival. De ese modo, Jaume cometió un penalti que pudo ser definitivo. No lo fue por Fernando, valioso hasta el último día. Paró el primer lanzamiento y, sobre todo, desvió el segundo tras el rechace. 

La esperanza. Eso le quedaba al Murcia, a falta de precisión o criterio en su juego. Improvisación entre incertezas. Al menos así fue hasta la entrada de Arturo. Aportó la finura y lucidez que le faltaba al equipo y este se reactivó. Vio el camino y empezó a creer y a insistir. Hasta que en pleno crecimiento llegó el empate, una jugada iniciada por Arturo y rematada por Isi. Un fenomenal zurdazo que no dio opción a Manolo, que había sustituido a un lesionado Doblas. La clasificación estaba a un gol, era posible. Y el equipo estaba al alza, era creíble. El Toledo empezó a sufrir y su prioridad era resistir atrás, sabiendo que siempre podría tener alguna contra. Entró Aicart para fortalecer el medio. Pero al Murcia se le cayó el castillo de naipes en una pérdida de José Ruiz: Adrián pisó el área y su tiro cruzado fue el 1-2. Era el 85'. Los últimos minutos sobraron. 

Quedaba poco tiempo, pero sobre todo no quedaba fe. Iba a ganar el Toledo. Y lo iba a hacer porque fue un equipo mínimamente cosido y definido, con la serenidad que eso conlleva. Su rival iba de otro color, no fueron ellos mismos. Siempre manejó mejor la eliminatoria, o el Murcia lo hizo peor. De regreso, el tranvía me escupió antes de llegar a la Redonda. La Redonda tenía que ser. Paseé por el centro. Allí, murcianistas desperdigados. La retirada, la derrota. Nunca la rendición. Volverán y seguirán peleando.

FICHA TÉCNICA

Real Murcia (4-4-1-1): Fernando; José Ruiz, Jaume, Ruso, Pumar; Germán, Guilló (Isi), Rafa De Vicente, Chavero (Arturo); Fran Moreno (Azkorra); Carlos Álvarez.
Entrenador: José Luis Acciari.

Toledo (4-4-2): Doblas (Manolo); Expósito, Echaide, Mikel, Adrián; Cristóbal, Barranco, De Lerma, Esparza (Garcés); Roberto (Aicart) y Esnáider.
Entrenador: Onésimo Sánchez.

Goles: 0-1 (46') Mikel. 1-1 (70') Isi. 1-2 (85') Adrián.

Incidencias: Nueva Condomina. Partido de vuelta de la primera eliminatoria de los 'play-offs' de ascenso (29 de mayo de 2016). Se guardó un minuto de silencio en memoria de Javier Orive, periodista fallecido el pasado domingo.

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